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18 Las ratas de oro fueron para aplacar al Señor por las demás ciudades filisteas, fueran ciudades fortificadas o pueblos satélites controlados por las cinco capitales. Como prueba puede verse hasta hoy la gran roca de Bet Semes en el campo de Josué. 19 Pero el Señor dio muerte a setenta hombres de Bet Semes porque se atrevieron a mirar dentro del cofre. Y el pueblo hizo duelo a causa de los muchos que el Señor había matado. 20 «¿Quién puede estar delante del Señor de este Dios Santo? —gritaban—. ¿A dónde podemos enviar el cofre desde aquí?».

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